Tantas ganas tenía de volver a Montevideo y ahora no entiendo porqué. Fue volver aquí y todo empeoró a la velocidad de la luz. Volvieron las peleas con mamá, los llantos sin sentido, el autoestima cayendo a pico y yo sintiéndome una reverenda mierda. Cada vez siento que le importo a menos gente, que me distancio más de mis amigos y ellos no hacen nada por detenerlo cuando yo intento mover cielo y tierra para verlos lo antes posible. Cada vez siento que soy más inútil, que da igual si mañana estoy acá o no. El vacío en mi pecho crece con cada noche y no lo puedo detener; me va comiendo de a poquito. Últimamente me estoy quedando con todo por miedo a perder más gente, es como que si con cada palabra pronunciada una persona más se aleja sin que yo pueda hacer nada.
Es impresionante como de repente gente que recién conoces se preocupan más por ti que tus amigos de toda la vida. Es impresionante como esas mismas personas se sientan a escucharte hablar sin pedir nada a cambio por horas. Es impresionante como llegamos a este punto en el cual sólo quieres dormir todo el día para soñar que todo puede ser mejor.
Sólo tengo algo que decirles: perdón por no ser la amiga que esperaban, perdón por no ser la hija perfecta, perdón por siempre tener que joderlo todo.
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