septiembre 05, 2011

Perfecto.



Asentí con solemnidad, manteniendo mis ojos fijos en los suyos. Di un paso más hacia adelante a través de las olas e incliné la cabeza contra su pecho.
-No tengas miedo- le susurré - Somos como una sola persona.
De pronto me abrumó la realidad de mis palabras. Ese momento era tan perfecto, tan auténtico. No dejaba lugar a dudas. Me rodeó con los brazos, me estrechó contra él  y hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida propia.
-Para siempre- convino él y después nos sumergimos suavemente en el agua profunda.

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