junio 06, 2012


No puedo separar las cosas, no puedo no meter siempre los sentimientos en el medio. Traté de ser fuerte, traté de luchar y aguantarme todo el dolo pero no pude. Las cosas no venían nada bien, cada día se sentía peor que el anterior. Era como si cada problema fuera inflando poco a poco un globo y esa tarde, el globo no aguantó más y explotó dejando escapar todo lo retenido hasta el momento. Ya no había forma de detenerlo.

Desde allí, no hay un día en el cual no sienta que me voy a desvanecer de un momento para el otro. No hay un día en el cual el cansancio y el stress no terminen conmigo. No hay un día en el cual no me den ganas de vomitar cada vez que la comida entra a mi boca. No hay un día en cual no sienta que soy patética y doy lástima. No hay un día en el cual no quiera desaparecer por completo. 

Tal vez sea cosa de la adolescencia y luego se me pase, pero hace tres años estoy así y no puedo más. Ya no lo puedo soportar sin sentir la necesidad de hacer ESO cada día a cada minuto. Siento que es lo único que me queda, la única forma de parar todo y tener el control al menos por un rato. La única salida.

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