diciembre 11, 2012

mi historia

Después de tanto tiempo vuelvo a mi viejo y querido blog, no sé si alguien aún entra o si ya lo han olvidado por completo, tampoco me importa mucho. Vuelvo porque necesito descargarme por escrito y si es posible, ser escuchada.
Decidí contar mi historia, ya que últimamente mucha gente habla de mi y dicen cosas sin saber los motivos reales.
Hace ya tres años que sufro de depresión, pero con el tiempo se ha ido agudizando cada vez más hasta llegar al punto de querer quitarme la vida. Este año particularmente me costó mucho mantenerme de pie, tuve un par de tropiezos, tropiezos grandes que me dejaban paralizada en el piso por unos cuantos días pero finalmente pude levantarme. Nadie entendía lo que era sentirse sola, vacía, sin valor, fea, no querida, poca cosa, una decepción para tus padres, sin amigos, usada y tan fuera de lugar.
Pasé unos cuantos meses sumergida en una angustia permanente, un dolor que atravesaba mi alma y me dejaba una sensación de vacío, de poca cosa. Tenía un novio hermoso que me apoyaba día a día, aunque en el fondo yo tenía muy claro que la situación lo asustaba y que un día, no iba a aguantar más. Y así fue, por unos meses el estuvo a mi lado, siendo la única razón de mis sonrisas, siendo la única persona por la cual intentaba mantenerme fuerte. Aún así no pude controlarlo y sucedió. Luego de horas de llanto, de temblores incontrolables que invadían mi cuerpo, deslicé el filo por mi piel y unas pequeñas gotitas brotaron de la herida, así empezó todo.
Tuvo que pasar una semana para que mi mente pudiera procesar lo que había pasado, sí, me había cortado la muñeca y por poco sentido que tuviera, me hacía sentir bien. Me costó hablarlo con alguien, pero luego de unos días lo hice, pues sucede que una amiga mía estaba pasando por una situación similar y creí que ella sería la persona que mejor me entendería. Luego de un tiempo, lo hablé con mi novio, él me escuchó pero noté el miedo en su mirada y la desilusión que acompañaban su voz cuando dijo: "Tenes que estar bien fran, porque entiendo que ahora yo te haga estar bien, pero un día ya no voy a estar y vos vas a tener que salir adelante igual." Esas palabras me dolieron, se grabaron mi cabeza y no me dejaron en paz ni un solo día, porque en el fondo sabía que tenía razón. Me convenció de que consultara con una psicóloga y en septiembre comencé a ir a terapia.
Junto con la depresión vinieron el insomnio y la falta de concentración, ya no podía dormir más de 2  horas sin despertarme, lo cual me llevaba a estar con sueño durante todo el día sin la opción de descansar. Todo esto causó que no me pudiera concentrar en mis estudios, lo que hizo que mi rendimiento descendiera y con él, la angustia volvía a tomar lugar. Era un círculo vicioso del que no podía salir. Hablé de esto con mi terapeuta y me recomendó consultar con una psiquiatra. Al trasmitirle esto a mi novio, él se asustó más todavía y luego de unas pocas semanas, me dejó.
Al ver como se alejaba, me hundí más todavía y veía la vida como algo insignificante si no lo tenía a mi lado. Él nunca lo supo, pero cuando terminamos fue cuando peor estuve, que el me faltara en ese momento fue lo peor que me podría haber pasado, no tenía de donde agarrarme, me sentía sola, que nadie me quería, que no era lo suficientemente buena. Toqué fondo. Todos mis problemas anteriores se acumularon y comencé a cortarme de nuevo (hubieron 2 meses que había logrado parar).
Ya no me cortaba solo en las muñecas, ahora también se había extendido a mis caderas. Debía cuidarme de todas miradas y comentarios, escabullirme dentro de las mangas de mis canguros para que no vieran mis marcas, intentar controlar mi llanto y mis temblores, era algo horrible. Muchas veces el sentimiento de matarme pasaba por mi cabeza como una idea tentadora, pero nunca había sido tan fuerte como esa noche. Recuerdo cada detalle, luego de llorar y lastimarme, castigarme como nunca antes, agarré un montón de pastillas y un vaso de agua, me miré al espejo y me encontré irreconocible. El vaso temblaba tanto en mi mano que parte del agua se derramó, pensé en mi psicóloga y cada charla que habíamos tenido y solté el vaso y me acosté, decidí que era lo mejor. A la semana mis padres se enteraron de todo y ahí me di cuenta por fin de lo mucho que les importaba.
Finalmente fui a la psiquiatra y me medicaron, ansiolíticos y antidepresivos. Gracias a los medicamentos y la fuerza de voluntad salí adelante. En todo este tiempo perdí muchas amigas y  poco a poco la gente se fue enterando de mi situación, me criticaron y me dijeron muchas cosas del estilo "sos una mongólica que no piensa", "te cortas y lloras para llamar la atención", "sos una emo de mierda", "aprendé y la próxima cortate la garganta y así capaz que tenes suerte" y muchas cosas más que hoy me duele repetir. Fueron muy pocos los que realmente me escucharon y estuvieron ahí para mi, hasta personas que se hacían llamar "mejores amigas" me dejaron sóla, lo cual al principio de todo me ponía peor. 
Hoy tengo nuevos amigos y ya hace 2 meses y unos días que no me corto, no voy mentir, hay muchos días en los cuales la idea se me cruza por la cabeza, pero me controlo y no lo hago. Pienso en mis padres y en las pocas personas que tengo a mi lado de verdad, pienso en mis hermanos y cuanto sufrieron al enterarse de mi situación, pienso en las personas que hay allí fuera pasando por situaciones muy similares a la mía.
A esas personas les dedico esta primera entrada, a esas personas que aún están luchando como yo, esas personitas que saben que esta lucha es algo diario, que hemos perdido muchas batallas pero la guerra aún no ha terminado y puede que la ganemos si nos lo proponemos. A ellas les quiero decir que por más que les cueste, intenten ver la luz al final del camino, porque está allí, hay esperanzas siempre, aunque no la veamos. Y que no están solas, siempre tenemos a alguien dispuesto a ayudarnos y si no lo encuentran, me tienen a mi, siempre sin importar si los conozco o no, voy a intentar ayudarlos o de no ser posible al menos los escucharé, porque no hay nada que me duela más que ver a las personas pasar por cosas como estas y que crean que están solos, porque no lo están. Justamente hay una amiga que está pasando por algo parecido y fue su situación la que me motivó a recomenzar a escribir y a contar mi historia, me parece que sirve de ejemplo para aquellos que quieren salir adelante pero aún necesitan un pequeño empujón.
En fin, fue demasiado por hoy, sólo espero que alguien se haya tomado unos minutos para leer y que con suerte, haya dado un poco de esperanza a alguna persona. Saludos !

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